El otoño parece que ya está aquí y las temperaturas en la Costa del Sol empiezan a bajar ligeramente. Con la llegada de esta estación llegan también las castañas asadas, un snack calentitoartesanal y otoñal que se compra en la calle, en alguno de los puestos ambulantes que en estas fechas se instalan en nuestras aceras.

El olor a castañas es algo ya tradicional en España desde octubre hasta ya acabada la navidad.

Los castañeros ocupan las calles llenando los barrios de ese humo y ese olor tan típico del otoño y dándonos la oportunidad de poder comprar un cartucho de castañas calientes cuando empieza a oscurecer.

Asarlas no tan fácil como parece, se trata de todo un arte que en familias de castañeros pasa de padres a hijos.

Sobre el carbón colocan un par de ollas con agujeros, una encima de otra. Luego a la olla echarán las castañas previamente rajadas a las que añaden sal gorda y sal fina. De vez en cuando el castañero mueve la olla para que todas las castañas se asen y una vez asadas se ponen en el mostrador para venderlas metidas en cartuchos de papel.

En España comerlas además de ser una tradición también se trata de todo un placer… ¿Ocurre lo mismo dónde vivís vosotros, o nunca habíais oído hablar de las castañas asadas?

Si estás alojado en el Hotel Ángela, tu hotel en Fuengirola, y quieres probarlas visita uno de los puestos de Los Boliches ¡además de calentitas están riquísimas!

Beatriz Muñoz

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